La Casa Rural El Aceitunero es un tributo a mi padre Gabriel. Entre los años 1945 – 1960, en época de posguerra y estraperlo, El Aceitunero viajaba con su mula y sus banastas cargado con aceitunas, pimentón y aceite. Iba desde su sierra natal Serranillos a la zona de La Moraña para vender estos productos o cambiarlos por patatas.
Todo este camino, algo más de 100km, lo recorría a pie, pues la mula ya iba cargada lo suficiente. Tardaba unos dos días en llegar al destino final. Durante el trayecto dormía en la sierra, a la intemperie, expuesto tanto al frío de invierno como al calor de verano. Una vez que llegaba a La Moraña tardaba alrededor de dos meses en vender todos sus productos, por lo que requería encontrar un lugar para dormir. Dicho lugar era la pensión del pueblo de San Vicente de Arévalo, dónde dormía en una saca con su mula en las cuadras.
Finalmente, tras 15 años de esta rutina y con una España más estable, El Aceitunero decidió junto a su mujer y sus 9 hijos mudarse todos juntos al pueblo de San Vicente de Arévalo. Ahí continuaron con el negocio además de abrir el bar del pueblo. Lo que hoy en día se ha convertido en este bonito proyecto que trata de preservar la autenticidad de productos y tradiciones, así como mantener la simplicidad y calma de aquellos tiempos.
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